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Camí de les Guixeres, un anillo verde transforma un paisaje minero en un parque lineal



De tradición minera, mas concretamente la localidad catalana de Igualada contaba con los yacimientos de tiza mas importantes de España. En la actualidad se ha convertido en una prospera localidad perteneciente al cinturón metropolitano de la ciudad catalana de Barcelona.


Que sin embargo décadas después del cese de la actividad en las canteras aun sufria las consecuencias de la extracción de mineral sobre su territorio, efectos que habian modificado su paisaje sustancialmente. Situación que se agravaba debido a que la zona se habia convertido en un vertedero incontrolado de escombros.


Situación que no solamente alteraba estéticamente el entorno sino que acaba afectando al conjunto de las pedanias limítrofes y sus residentes, sino que tenia una consecuencia directa sobre el espacio protegido de la montaña de Montserrat.


UN ANILLO VERDE CONSTRUIDO SOBRE LAS PISTAS DE UNA MINA DE TIZA
 
Con el objetivo de corregir este desastre ecológico y recuperarlo para uso recreativo de la población, el estudio de arquitectura Battle i Roig Arquitectura diseño un plan integral para la zona que contemplaba diferentes actuaciones encaminadas a rescatar del Camí de les Guixeres de Igualada.

Creando una serie de equipamientos que armonizaran su conservación medio-ambiental y su uso y disfrute como área de esparcimiento destinada al publico en general, eliminando ya de paso los residuos acumulados durante años.

Siendo la intervención principal una pista multiusos cuyo perimetro bordea parcialmente el municipio de Igualada, y la cual se desdobla con el objetivo de que tanto el publico que accede a pie, como aquel que  utiliza la bicicleta puedan disfrutar del paisaje sin molestarse evitando posibles accidentes.


UNA SENDA ILUMINADA CON PAVIMENTO FLUORESCENTE

En total el circuito cuenta originalmente con una longitud de 1.65 de recorrido, de los que se ha completado poco mas de 800 metros a día de hoy, y a cuyos diferentes tramos se puede acceder tanto desde el centro de la ciudad como desde la carretera de circunvalación que bordea la ciudad.

Creando un anillo verde cuya estructura cumple una doble función, por un parte medioambiental recuperando la flora seriamente local dañada debido a la presencia de las minas, y por otra parte ejerciendo de barrera acústica amortiguando el ruido del trafico.

Otra de las caracteristicas que presenta su recorrido es que se ha prescindido de la iluminación tradicional en su construcción, habiendo sido sustituida por un material fluorescente que se ha incorporado como parte del pavimento.

Iluminando sus diferentes tramos cuando las condiciones lumínicas se reducen al caer el Sol, así como los varios miradores desde los que el visitante puede obtener una vista completa tanto de los núcleos urbanos que cubre la vía, como de los numerosos atractivos naturales que ofrece la comarca.

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Galardonado con el primer premio a la mejor intervención paisajística en los premios de arquitectura otorgados por World Architectural Festival en 2018, el Camí de les Guixeres de Igualada actúa sobre el territorio recuperando su entorno para usos recreativos.


Coober Pedy visitando la ciudad subterránea de Ópalo

Unos sencillos carteles ribeteados avisan a los viajeros incautos de la posibilidad de precipitarse al vació. Al caer por algunas de los cientos de respiraderos que sirven para oxigenar los cientos de kilómetros.

De galerías por las que desde hace mas de un siglo se extrae miles de toneladas de ópalo. Habiendo convertido esta explotación minera situada a poco mas 800 kilómetros al Norte de la ciudad australiana de Adelaida, en el yacimiento mas importante del mundo. Desde que como consecuencia de un acto trivial, un niño que al estar jugando en las proximidades de una cueva hallara trazas del preciado mineral.

En un territorio inhóspito y árido ha florecido una comunidad en la que conviven los trabajadores que tanto directamente como indirectamente, viven de la extracción del ópalo. Sus pobladores se la han ingeniado para adaptarse a unas condiciones extremas, caracterizada por unas altas temperaturas.

¿Como? aprovechando los recursos disponibles, formados por una red de túneles en desuso. Cavidades a partir de las que han construido no solamente sus viviendas, sino aquellos equipamientos mínimos con los que crear un entorno social donde sus miembros puedan desarrollarse relacionandose entre si.

La ciudad de Coober Pedy de la que estéticamente el visitante solo puede apreciar las chimeneas y las antenas de la televisión, ha evolucionado con el paso del tiempo. Habiendo pasado de ser una comunidad dependiente energeticamente, ha obtener la energía de fuentes renovable como la fotovoltaica, la eólica o la geotermica.

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Con mas de setenta pozos Coober Pedy cuenta con hoteles, biblioteca, restaurantes. Habiendose convertido en un punto de atracción turística. Donde sus visitantes pueden experimentar como se vive habitualmente en el subsuelo.



El tren minero de Los Andes y sus vertiginosos paisajes


En la actualidad su estado de abandono le concede un aspecto poco o mas que espectral. Pero si retrocedemos las manecillas del reloj casi cien años, mas concretamente al año 16 del siglo XX. Nos encontraremos con un escenario totalmente diferente.

Las desvencijadas instalaciones donde miles de mineros nativos se cambiaban de ropa para bajar a las minas de cobre, donde extraña el mineral en jornadas numantinas. En aquellos no tan lejanos tiempos eran un hervidero de actividad económica, cuyo lucrativo negocio ceso en 1.959, dejando tras de si una serie de infraestructuras, de las que solo sigue operativa la linea de ferrocarril.  

Un comboy que partiendo de una altitud de 2.850, altura a la que se encuentra la localidad de Potrerillos, cubre un trayecto en descenso hasta su destino final en la ciudad de El Chanaral a cuya finalización habrá completando una distancia de alrededor de ciento ochenta kilómetros. En cuyo trayecto además de eludir con éxito algunos de las cadenas montañosas mas escarpadas de los Alpes.

Ofrece aquel osado viajero que tenga la oportunidad de formar parte de su pasaje, algunos de los mas asombrosos paisajes de los que un ser humano pueda ser testigo. Parajes casi lunares se alternan con riscos cubiertos de un manto helado perpetuo, siendo aviso del cambio brusco de temperaturas que experimentara aquel que lo complete.

Construida por Copper Mining Company Andes, tras agotarse las reservas de cobre, su flota compuesta por viejas locomotoras de vapor fueron sustituidas por unidades Diesel, con las que en la actualidad transportan la prodducción de mineral licuado cuya cabecera se encuentra en la localidad de El Salvador.

Dillon Marsh - Minas de cobre esféricas


Unas viejas minas de cobre ya abandonadas, sirven como argumento para que el fotógrafo conceptual Dillon Marsh con sede en Ciudad de Cabo. Para crear una serie donde vincula el territorio con el objeto de la actividad por el que era explotado. 

Para modifica el paisaje previamente capturado por su objetivo, añadiéndole volúmenes de formas esféricas realizadas por ordenador. Y que simulas las características de color y textura del mineral extraído, en este caso el cobre, encarnando visualmente los recursos de una mina de cobre integrándolos en los paisajes de donde fueron extraídos.

Usando programas de tratamiento de imagenes, su autor revierte las características del terreno, restituyendo parte de sus características ginecológicas previas a la intervención del hombre. Utilizando un lenguaje visual que combina el significado poético natural originario del lugar y las figuras esféricas, racionaliza el paisaje y sus cicatrices.


Una antigua mina de sal se transforma en un centro cultural y ocio


El viajero según se acerca a su destino por la desviación que da acceso a las antiguas minas de sal de Turda. Apenas observa indicio de hasta hace muy poco la zona por la que circula y sus alrededores objeto de una intensa actividad minera. Las vagonetas así como útil de los empleados en la extracción de la sal han desaparecido del paisaje, en su lugar la vegetación ha vuelto repoblar el terreno, devolviéndole el aspecto que podría tener hace cerca de 2.000 años, cuando los romanos realizaron las primeras prospecciones en la zona.

Situada geograficamente en la región de Cluj en Rumania. La bóveda central de 125 metros de altura es una cavidad horadada en la piedra, producto de casi trecientos años de actividad de explotación. Y que tras una intensa remodelación en la que se han invertido alrededor de seis millones financiado a partes iguales por la administración loca y los fondos de cohesión europea.

Se ha convertido en las instalaciones que albergan el Museo de la Sal de Turda. Abierto al publico en general. El museo esta concebido como un proyecto turístico a partir del que dar a conocer la historia de la mina de sal, así como las costumbres de los diferentes pueblos que habitaron la zona.

A través de diferentes plataformas situadas en cavidades a los largo del trayecto de descenso que finaliza en la nave central. El visitante tiene oportunidad de realizar un viaje en el tiempo, a través del que conocer de forma cronológica, las técnicas que se emplearon en las diferentes épocas así como en las condiciones en las que los mineros tenían que trabajar. En ocasiones en condiciones cercanas a la exclavitud.

Finalizado el descenso que a la inversa completando la visita se realizara en un moderno ascensor que conecta la gruta con el exterior. Los responsables han distribuido las diferentes secciónes como una plataforma donde se mezclan actividades de ocio y divulgación. Dirigidas a un publico familiar por momentos la identidad y antecedentes del lugar ceden su significado primigenio.

Un anfiteatro fabricado en madera con capacidad para 200 plazas convive con una pista deportiva multiusos, y una cafetería. A la que se acceden por una pasarela que sortea el cauce de un rió artificial, por el que en su momento se transportaban las vagonetas cargadas del mineral, que tras su procesamiento se extraía la sal. 

Un pequeño embarcadero desde que el visitante puede explorar algunas de las grutas del antiguo yacimiento minero, completa la amplia oferta de un museo singular. Donde una obra de ingeniería perpetrada sobre la roca durante siglos ha conseguido revalorizar su estructura geológica. Gracias a una reforma arquitectónica mediante la que se ha intervenido en el espacio, adaptandolo a una actividad cultural y turística.




HG Merz/Ruhr Museum, una antigua mina transformada en museo


Los visitantes que por primera ven pasan el umbral del edificio que alberga el Museo Ruhr en la localidad de Essen en Alemania, son recibidos en el hall de lo que fue una antigua mina de carbón. 

En su apogeo, la mina de carbón Zollverein (que era como se conocía en la comarca), y que fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 2001, quince años después de su cierre,  se propuso un plan integral para recuperar uno de los primeros ejemplos de la modernidad en Alemania. 

Con su prominente torre, erigida en 1930, la mina se ha convertido recientemente en un poderoso símbolo de la zona reconvertida del Ruhr y su intento por dejar atrás su pasado basado en la actividad minera e industrial. Como si Zollverein en sí no fuera suficientemente sugerente en términos arquitectonicos.

Una pasarela de cincuenta y ocho metros de largo se ha añadido para agilizar la movilidad exterior-interior. La pasarela adopta de esta forma un papel simbolico, que alude a los puentes de transporte de carbón en el complejo original, que fue diseñado por Fritz Schupp y Martin Kremmer


La remodelación del antiguo lavadero de carbón y el complejo donde esta integrado, ha sido diseñado por el estudio de arquitectura HG Merz con sedes en Sttugart y Berlín. Siendo uno de los muchos proyectos que estan desarrollando en la región del Ruhr.

La prioridad fue optimizar el espacio con elementos estructurales que lo habilitaran como recinto expositivo, pero sin que por ello perdiera su antigua identidad. Que el visitante tuviera noción de que las diferentes salas que componen el museo. Antaño había formado parte de uno de los complejos industriales más importantes de Europa. Esto exige métodos innovadores y de un cuidadoso proceso en la plantificación del espacio expositivo.

Con el fin de definir la primera y segunda planta HG Merz utilizo el blanco como color principal, elección que visualmente destaca sobre el color oscuro que queda en segundo plano. HG Merz se acercó de nuevo al lenguaje arquitectónico a través de tabiques blancos, la iluminación y unos acabados suaves con el fin de buscar el contraste en el edificio.