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Sewell, la ciudad minera de las escaleras en Los Andes


Anidado entre las primeras estribaciones de los Andes Chilenos a los pies del Cerro Negro, el pueblo minero de Sewell estuvo a punto de desaparecer, cuando en su ultima etapa de explotacion y a pesar de que los yacimientos de cobre poseían localizaciones fertiles de las que todavía extraer mineral.

Las autoridades decidieron nacionalizarla a finales de la década de los años 70´s del Siglo pasado como consecuencia del desinterés que mostraban sus propietarios, la compañia Estadounidense William Barden Cooper Company, la cual tras mas casi años 75 desde que creara el primer asentamiento.

Decidió trasladar a los cerca de 4.000 habitantes de los mas de 15.000 que había llegado alcanzar a mediados de Siglo, a la cercana localidad de Rancagua que dista a unos 50 kilómetros de distancia. Con lo que la conocida como la ciudad de las escaleras gracias a las que se puede recorrer sus empinadas cuestas.

Perdió paulatinamente mas de la mitad de los mas de cien edificios singulares con los que llego a contar esta peculiar ciudad declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Humanidad por la Unesco en el año 2006.


UNA CIUDAD DE COLORES SURGIDA DE LA MINA

 
Y es que es su arquitectura, así como su distribución sobre el espacio y capacidad para resistir  en un entorno cuyas características son muy adversas, lo que ha convertido su silueta de casas recortadas a ras del cielo en un icono turístico de la región de Libertador.

Atracción que se convierte en entusiasmo cuando el visitante anda por primera sus calles escalonadas tras entrar por su acceso principal, una vía amplia cuyo piso escalonado se bifurca en varias direcciones, siendo el punto neurálgico de la villa.

En la que debido a las escasas dimensiones que presenta permite al visitante recorrerla con relativa facilidad. Excelentemente conservada, los primeros edificios a los que se accede, son aquellos de uso común, como la sala de bolos o el cine donde tanto los obreros nativos como los operarios y cuadro de mandos Americanos se reunían.

Rompiendo la dinámica de segregación que se practicaba en las zonas residenciales, que se dividian entre los chalets habitados por las familias de los gerentes y técnicos de la compañía y los barracones, que presentaban diferentes tipologías en función de la cantidad de los miembros que presentaba cada familia.


DE EXPLOTACIÓN MINERA A DESTINO TURÍSTICO

Apiladas sobre el horizonte la totalidad de los edificios pintados con un crisol de tonalidades en colores pastel que realzan un paisaje de por si cautivador, fueron construidas bajo el enfoque de una técnica en madera importada de los Estados Unidos.

Conocida originalmente como Balloon frame (marco de globo) en el caso de los edificios de Sewell se recurrió a las laminas de maderas extraídas de miles de ejemplares de Pino de Oregon, para sustituir las tradicionales pilares y vigas de hormigon  por una estructura de listones más, siendo más versátiles en su fijación.

Diseño polivalente que se adapta perfectamente al entorno, de los que hay excelentes ejemplos en la tanto en la  ciudad como en la comarca, como el edificio que alberga las instalaciones del Museo de la Gran Mineria del Cobre. Donde el visitante podrá realizar un recorrido virtual a través de algunos de los tramos de los mas de 3000 kilómetros de galerías, que convierten a la mina de Sewell en la mas grande  del mundo y aprender sobre las condiciones laborales en las que trabajaban los mineros de la época.

  
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Por momentos el visitante que trabajosamente asciende y desciende por las calles escalonadas de la ciudad minera de Sewell a la sombra de los colosos Andinos, experimenta la sensación de estar  paseando por un plácido pueblo marinero.

Una antigua mina de sal se transforma en un centro cultural y ocio


El viajero según se acerca a su destino por la desviación que da acceso a las antiguas minas de sal de Turda. Apenas observa indicio de hasta hace muy poco la zona por la que circula y sus alrededores objeto de una intensa actividad minera. Las vagonetas así como útil de los empleados en la extracción de la sal han desaparecido del paisaje, en su lugar la vegetación ha vuelto repoblar el terreno, devolviéndole el aspecto que podría tener hace cerca de 2.000 años, cuando los romanos realizaron las primeras prospecciones en la zona.

Situada geograficamente en la región de Cluj en Rumania. La bóveda central de 125 metros de altura es una cavidad horadada en la piedra, producto de casi trecientos años de actividad de explotación. Y que tras una intensa remodelación en la que se han invertido alrededor de seis millones financiado a partes iguales por la administración loca y los fondos de cohesión europea.

Se ha convertido en las instalaciones que albergan el Museo de la Sal de Turda. Abierto al publico en general. El museo esta concebido como un proyecto turístico a partir del que dar a conocer la historia de la mina de sal, así como las costumbres de los diferentes pueblos que habitaron la zona.

A través de diferentes plataformas situadas en cavidades a los largo del trayecto de descenso que finaliza en la nave central. El visitante tiene oportunidad de realizar un viaje en el tiempo, a través del que conocer de forma cronológica, las técnicas que se emplearon en las diferentes épocas así como en las condiciones en las que los mineros tenían que trabajar. En ocasiones en condiciones cercanas a la exclavitud.

Finalizado el descenso que a la inversa completando la visita se realizara en un moderno ascensor que conecta la gruta con el exterior. Los responsables han distribuido las diferentes secciónes como una plataforma donde se mezclan actividades de ocio y divulgación. Dirigidas a un publico familiar por momentos la identidad y antecedentes del lugar ceden su significado primigenio.

Un anfiteatro fabricado en madera con capacidad para 200 plazas convive con una pista deportiva multiusos, y una cafetería. A la que se acceden por una pasarela que sortea el cauce de un rió artificial, por el que en su momento se transportaban las vagonetas cargadas del mineral, que tras su procesamiento se extraía la sal. 

Un pequeño embarcadero desde que el visitante puede explorar algunas de las grutas del antiguo yacimiento minero, completa la amplia oferta de un museo singular. Donde una obra de ingeniería perpetrada sobre la roca durante siglos ha conseguido revalorizar su estructura geológica. Gracias a una reforma arquitectónica mediante la que se ha intervenido en el espacio, adaptandolo a una actividad cultural y turística.